Somos jóvenes viedmenses que estamos llevando adelante la campaña solidaria para brindar ayuda a las comunidades del Chaco. Antes que nada queremos hacerle llegar nuestro agradecimiento a todos los que hasta ahora nos han dando una mano ya sea con difusión, donaciones, gente que se ofrecio a ayudar sumandose a nosotros.Y aprovechar, e invitar a todos a poner su granito de arena. De más está decir que las pequeñas colaboraciones se multiplican cuando el esfuerzo es comunitario.
No queremos dejar pasar la oportunidad de precisar que quienes participamos de la campaña creemos que la caridad no es la mejor manera de ayudar, no obstante muy alejados estamos de los rancios alegatos que aseguran que “fomenta la vagancia”. Si recelamos de la caridad es porque significa alivio, no solución y en última instancia –pero no por eso menos importante- no deja de ser un atentado contra la dignidad humana. Somos conscientes de que lo que hace falta son políticas de inclusión; hace falta una sociedad más comprometida, que no sea mero espectador despreocupado: una sociedad que tolera impasible la muerte de quienes forman parte de ella es una sociedad enferma; hace falta un aparato estatal presente, que se ocupe de las victimas de las políticas económicas; hace falta una redistribución eficiente del ingreso, despojada de políticas clientelares.
En definitiva nos falta caminar un largo trecho, mientras tanto en el Chaco mueren niños, mientras tanto un anciano camina descalzo 20 kilómetros -quizá chagásico, quizá tuberculoso- en busca de asistencia médica, mientras tanto una madre con desnutrición de tercer grado da a luz a un hijo igualmente desnutrido, mientras tanto las comunidades asisten con mansedumbre desesperada a su propia muerte; porque los convencieron, al igual que a todos nosotros, de que “nada se puede hacer”, que “la política es cosa de políticos”, que “mejor es no enterarse”, que “mejor es no meterse”, que “no tenemos tiempo para ayudarnos a nosotros mismos, menos para ayudar a los demás”.
Ningún indicio nos permite pensar en un cambio de las políticas destinadas a los sectores desplazados, ni hablemos de un cambio en nuestra sociedad que nos permita reconocer la importancia del otro cultural. Es por esto que decidimos organizar la campaña: no podemos sentarnos a esperar el cambio, no queremos mirar la historia pasar, queremos hacer la historia, ser protagonistas. Lamentablemente el tiempo no es un bien del que dispongamos holgadamente, la cuestión aquí es urgente y a través de la campaña podemos brindar alivio inmediato, nada más y nada menos que alivio.
Hemos recibido numerosas críticas, pero sabemos que uno es criticado en la medida que hace, y si somos criticados es porque estamos haciendo. Si bien no queremos ser injustos, ya que la crítica bien intencionada sirve para construir, nos sentimos impelidos a responder un cuestionamiento que no siempre se nos ha sido planteado en los mejores términos, y más de una vez adquirió los tintes de una abierta reprobación: ¿Por qué ayudar a los pobres del Chaco si se puede ayudar a los pobres de Viedma? Varias son las razones: en primer lugar, porque de hecho brindamos nuestra ayuda en los barrios carenciados de Viedma, eso no nos impide ayudar a personas de otras latitudes; en segundo lugar, porque muchos de los que participan de la campaña no son oriundos de Viedma, por lo que –siguiendo el hilo argumentativo de este tipo de razonamiento- no tendrían por qué sentirse inclinados a ayudar en esta ciudad; en tercer lugar, porque en Viedma los indicadores socio-económicos distan mucho de ser comparables con los países menos desarrollados del África Central, cosa que ya está sucediendo en el norte argentino; y en cuarto lugar, porque nos interiorizamos de la realidad social y económica del Chaco y nos fue muy difícil quedarnos de brazos cruzados. Tan simple como eso.
Por lo tanto, a los vecinos de Viedma que nos consultaron o nos sugirieron con buena intención les señalamos que, efectivamente, aportamos nuestro grano de arena para intentar mejorar las condiciones de los viedmenses que lo necesitan. A aquellos que sólo reprochan y son incapaces de realizar aporte alguno les respondemos que son parte del problema, no de la solución y que deberían empezar a movilizarse –si es que tan interesados están en brindar ayuda- antes que el avance del tiempo los aplaste inexorablemente. El futuro llegó hace rato y nos está golpeando en la cara con la fuerza de un puñetazo. El único mañana aterrador no es el de Matrix, poco hay en Argentina de ciencia ficción. Es hora de que empecemos a mirarnos con menos hipocresía ¿quién de nosotros va a ser el primero en reconocer que somos tan cretinos que ni siquiera nos interesa la muerte de nuestro hermano?
Campaña Solidaria
Ayudemos a los tobas
Viedma.
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